Escribe Lorena.
Me ha encantado leer los textos y las reflexiones que se han mandando sobre estos temas de pareja y de género, y pues me gusta mucho la idea de entrarle a la discusión para comentar y finalmente compartir mi propia perspectiva y experiencia.
Releyendo lo que escribí me di cuenta que me aventé un rollo enorme… y es que el tema me interesa y soy una clavadaza. Así que de antemano una disculpa por tanto rollo. Y eso que todavía me quedaron en el tintero muchos temas que me gustaría tocar je! Como el de conciencia de género y clase, el de educación, masculinidad, maternidad. Así que aunque sea poco a poco me gustaría seguir compartiendo mis reflexiones. Gracias por entusiasmarnos y soltar la bolita!.
Tons….
Quiero partir de tu texto inicial sobre las parejas- parejas, y verlo a la luz de un tema que me interesa mucho y que tiene que ver con los avances profesionales e independencia económica de la mujer. Me parece que son sin duda éstos dos factores los más importantes para explicar las grandes transformaciones que se viven dentro de las familias y las parejas. Y a mi juicio, también donde radica el gran potencial para llegar a formar esas parejas-parejas de las que hablas.
Desgraciadamente, hoy en día la independencia económica y la ocupación de la mujer en el espacio público es visto como el culpable de la desintegración de la familia y la enorme lista de males que encuentran ahí su génesis. Asimismo, las disparidades en responsabilidades entre hombres y mujeres se señalan como uno de los mayores obstáculos para que se formen parejas sólidas. Se ha hablado mucho, por ejemplo, de cómo la mujer lleva ahora la doble carga del trabajo en el hogar además de sus responsabilidades en el ámbito laboral. Asimismo, justo esta mañana escuchaba en la radio que según la Organización Internacional del Trabajo, son las mujeres las que están más expuestas a tener los empleos peor pagados y vulnerables. También mucho se ha dicho de cómo la mujer recibe menos paga por un trabajo igual al de su contraparte masculina. Y me parece que a nuestra generación nos toca precisamente enfrentar estos retos (que no es tarea menor) y exigir mayor equidad en nuestras relaciones de pareja (aspirar y exigir parejas-parejas) y hacer lo mismo en nuestro ámbito de trabajo.
Para avanzar en este sentido también hay que tener muy presente, valorar y recordar cómo fue que logramos aquel ideal de obtención de independencia económica y cómo logramos ocupar espacios públicos para crecer profesionalmente. En el primer enunciado de tu texto escribiste que ‘por necesidad económica las mujeres nos vimos obligadas a insertarnos en la práctica laboral’. Lo que me saltó, fue la palabra obligación, porque como tengo entendido el proceso histórico del movimiento feminista, más que obligación las mujeres de aquella época libraron una fuerte lucha para que se abrieran espacios fuera del hogar, en el ámbito laboral, artístico, político, etc. Cierto, hubieron procesos históricos que ayudaron, (como la escasez de mano de obra masculina durante las guerras en Europa y Estados Unidos). Pero creo que no es necia la insistencia de valorar cuál ha sido el legado de ya varias generaciones de mujeres (y hombres) que han luchado por abrir éstos espacios y extender nuestros derechos. A veces nos tomamos ligeramente las libertades que ya gozamos, pero difícilmente nos podríamos imaginar una vida donde se nos hubieran cerrado las puertas a la educación, o se nos negara el derecho a la propiedad o al voto. Confieso que a mí se me olvida y que no termino de sorprenderme cuando caigo en cuenta que no fue hace tanto tiempo que a la mujer se le negaba la educación o la libertad de perseguir metas profesionales.
En este sentido tengo muy presente la experiencia de mi abuela, desde niña recuerdo que siempre me sentía muy orgullosa cuando me platicaba cómo había sido la primer mujer en manejar un auto en su ciudad natal de Guatemala, o cómo fue la primera en cortarse el cabello “a la Garcón.” Supe también que su sueño era ser cantante de ópera y que ya estaba a punto de realizarlo cuando su padre murió y su madre enfermó, de tal manera que tuvo que regresarse a Guatemala a cuidarla y esperar que algún prospecto se casara con ella para solucionar los ahora graves problemas económicos de la familia. Mi abuela decía sin tapujos, (cosa que de niña me dolía profundamente porque adoraba a mi abuelo) que ella no se había casado por amor. Y muchas veces me pregunté cómo habría sido su vida si no hubiera tenido que cortar sus estudios de canto, si hubiera tenido independencia económica para hacer lo suyo, si no hubiera tenido que responder a las exigencias de su época y casarse para “salvar” a la familia.
Ya lo decía Virginia Woolf, lo que la mujer necesita para crear es una habitación propia (y un ingreso anual de 500 libras al año). Ella argumentaba que no existió una mujer equiparable en genio a Shakespeare únicamente por las limitaciones de su papel en la sociedad patriarcal. A mi juicio, la importancia de un espacio propio e independencia económica son fundamentales y siguen siendo factores vigentes y cruciales para el desenvolvimiento de la mujer profesional y creativamente, pero no solamente eso, y esto lo creo muy profundamente: la independencia económica de la mujer, su participación en todos los espacios de la sociedad y en suma la oportunidad que tiene hoy en día de desenvolverse y realizar su potencial como ser humano, también contribuye a que se formen relaciones de pareja mas plenas, equitativas y amorosas… o como bien lo dices tu equipos amorosos parejas-parejas .
Memorias, relato de las propias experiencias: confesiones. Otras palabras similares: confusión, concesión, conexión, confección, concisión, contusión, concusión, confesor, convecino, confeso, confesa, confesar, concesivo, confeti, concesiva.
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