..................................................................

..................................................................
India,2004.

Memorias, relato de las propias experiencias: confesiones. Otras palabras similares: confusión, concesión, conexión, confección, concisión, contusión, concusión, confesor, convecino, confeso, confesa, confesar, concesivo, confeti, concesiva.

martes, 22 de abril de 2008

Lo que deseamos las mujeres......

Escribe Úrsula:

Es difícil hacerse esa pregunta y más difícil responderla. Recuerdo mi niñez rodeada de princesas inspiradoras a las que les bastaba dormir un poco para que las despertara el beso de un príncipe, convivir con 7 enanos durante una temporada o dejarse la trenza tan larga como una torre para que se les rescatara. Ni dragones, brujas o manzanas, detendrían a ese príncipe si nombre para ser felices por siempre. Ahí se acababan las historias, era tan fácil como ser localizada entre los árboles de un bosque o entre ratones y calabazas, al final el zapato siempre calzaba.

Sí, pero? Y que paso entonces? , fui creciendo y los enanos se convirtieron en problemas personales; el sueño prolongado en depresión; la trenza larga en una fijación constante por alcanzar la apariencia física de una niña bulímica, con facciones perfectas, de 2 metros de altura y cabello rubio. Por si fuera poco, se sumo a esta no tan excitante lista, un número de exigencias modernas como ser exitosa académica y laboralmente, independiente, sociable, culta, solidaria buena amiga y buena hija (uff!,agotador).

Sin embargo, pasa el tiempo, sigo creciendo y aunque algunas de las premisas para ser una “gran mujer” más o menos las he ido, por lo menos tocando, no veo a ningún príncipe en mallones, con sombrerito de plumas y caireles rolando por la Narvarte.

Me pregunto además, de que necesitamos ser rescatadas?, Será que de nosotras mismas?.

Seguramente habrá quienes no coincidan con mi siguiente afirmación, pero considero que uno de los principales deseos del hombre y la mujer, es conformar una pareja.

No quiero hablar de temas históricos, ni sociales, no por que no sean importantes, al contrario, no quiero hablar de ello, por que preferiría enfocarme en los "inmediatos". La mujer como el hombre buscan trascendencia, a veces coinciden en la forma de conseguirlo otras tantas no, sin embargo, personalmente, si tengo un espacio destinado al “amor” y ese espacio me ha impulsado a reaccionar de distintas formas, por ejemplo: llenarlo con quien esté al alcance, taparlo, negarlo, compensarlo, etc.…. Hoy, no quiero hacer nada más, es decir, se que ahí está, se que ahí ha estado siempre, algunas veces vacío, otras medio lleno, otras lleno, pero siempre está ahí.

En mis historias de princesas se les olvidaba contarme lo que seguía de la narración y seguía lo más divertido, conocerse, aceptarse, disfrutarse, aguantarse, tolerarse, confrontarse, acoplarse. Nada fácil, no?. No acaba en: “Y vivieron felices”, sin embargo, para mí es lo que más me entusiasma. Mis grandes preguntas son: “Como darme cuenta cuando la persona que me interesa, está dispuesta a recibir lo que quiero y puedo dar?”, “Cuando es importante seguir sin cuestionar y solo vivir el día a día?”,”Cuando es importante poner límites?”, “Cuando te estás rindiendo prematuramente?”, “Cuando estas forzando aquello que nunca se va a dar?”.

Lo que si tengo claro, es que no hay príncipes azules, por fortuna!, los hombres son más que hombrecitos en mallones, cuestionan, sufren, padecen, aspiran, logran, se equivocan, es decir son seres humanos. También es cierto que yo no soy ninguna princesa, soy irascible, inmadura, contradictoria, cuestionadora, compleja, como todos los somos, hombres y mujeres, eso me parece mucho más apasionante, el hecho de que dos personas, estén dispuestas a enfrentarse a sí mismas con el objetivo de conformar un espacio de convivencia, proyectando un objetivos comunes, por que aún sin la formalidad del papeleo, es importante el futuro, pensar en el.

Las personas somos futuro, todas, cuando pierdes eso, pierdes la vida. Evidentemente no es un pacto de sangre, en su momento lo fue, pero hoy sabemos que puede o no, sobrevivir un largo tiempo, estructuralmente, es importante tener un punto de partida y uno hipotético, de llegada, una dirección común, compromiso.

Este compromiso, no es el que se jura en las iglesias, ni en los juzgados, es el compromiso amoroso de no hacer daño, por lo menos no intencionalmente, el compromiso, de la búsqueda común, del equipo, no un equipo facho, en donde no hay cabida a la diferencia, por el contrario, aquel en donde es bienvenida la diferencia que se resuelve a través de la negociación amorosa.

Finalmente más allá de todas las premisas racionales que de aquí se puedan desprender, la mujer y el hombre buscan afecto, solidaridad, apoyo, seducción, romance, cariño. Lo inquietante es la renuencia cotidiana a aceptarlo y/o a ofrecerlo.